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16 marzo 2013 6 16 /03 /marzo /2013 22:40
Historias de los Derechos de los Animales

 

 

Hoy vamos a tratar un tema que ha estado pululando por las redes sociales y que mucha gente asume como evidente sin, en mi opinión, pararse a reflexionar un poco sobre ello. Se trata de si los animales tienen derechos. Mucha gente tiene por cierto que los tienen,  y de hecho, cierto diputado ha sido atacado vivamente por defender lo contrario. Es más, me atrevería a decir que si preguntáramos al común, la inmensa mayoría respondería que sí tienen derechos. Vamos a analizar el alcance de esta afirmación.

 

En primer lugar, definamos derecho. Creo que nadie estará en desacuerdo con la siguiente definición de derecho (subjetivo, para los puristas): un derecho es la facultad que tiene alguien de exigir algo sin que los demás puedan negárselo, siempre que estemos dentro del derecho y no nos excedamos de él.

 

Pues bien, pensemos en los animales. Si los animales tienen derechos, podrían exigir que se respetaran esos derechos. ¿Ahora bien, dónde estaría el límite de sus derechos? Me explico: si decimos de una persona que tiene derecho a la vida, es que puede exigir que se respete la vida, pero ese derecho tiene un límite, la vida de los demás. Cuando se entra en conflicto con la vida de otros, ya nos hemos salido del derecho.

 

En el caso de los animales, ¿Cuál es ese límite? Aquí tenemos un problema. El ser humano puede entender que el derecho a la vida tiene el límite de la vida de los demás, pero el animal no. Los animales no actúan racionalmente, sino por instinto. Hará siempre lo que el instinto le diga que haga. Si el animal tiene derecho a algo, digamos a la vida, no le podemos poner límite. Dicho de manera general: si les damos un haz de facultades que consideramos derechos suyos, ese haz, o estaría vacío (no tendrían derecho a nada) o no tendría límite, porque al animal no le puedes decir: puedes comer esta hierba, pero no más de X porque hay que repartirla con tu vecino animal, es imposible un término medio entre la nada y el todo.

 

La única solución, si se les quiere dar derechos, es que si les concedemos un derecho, sea un derecho a hacer todo lo que quieran hacer. No hay manera alguna de delimitar el derecho, por lo que tiene que ser ilimitado. Pero claro… entonces, si un lobo se comiera a un humano, y otro humano intenta salvarlo (al humano que está siendo comido, se entiende), estarían quebrantando ambos humanos el derecho del lobo a comerse al humano. Entonces, lo que procedería es encarcelar a ambos, una vez que el lobo se saciara, ¿No creen? Los que defienden derechos para los animales, entonces, tendrían que admitir que habría que dejar a los animales hacer lo que quisieran, o si no, serían poco partidarios de respetar los derechos ajenos… vamos, que serían unos salvajes que no sabrían convivir en sociedad… (¿Se entiende el chiste?).

 

Por otro lado, siguiendo con la misma argumentación… aun superando el problema de que el derecho tendría que ser ilimitado y aceptando unos derechos moderados para ellos… como un animal hará siempre lo que su instinto le dice, entonces, los derechos de los animales (recordemos que derecho es poder exigir algo y que no se le pueda negar) serían solo frente a los humanos. En efecto, solo nosotros podríamos entender que hay que respetar los derechos y los respetaríamos. Pero si una oveja tiene derecho a pastar tranquila, es imposible que hagamos entender al lobo tal cosa, y jamás respetará el derecho de las ovejas. Si entendemos que los animales tienen derecho a una muerte no dolorosa, a ver cómo se lo hacemos entender al Lobo, pues no sé si alguien ha visto como deja a las ovejas, yo solo lo sé por las películas y documentales, pero vaya, no es precisamente un trabajo limpio. Los animales no pueden, en conclusión, tener derechos respecto de otros animales, solo respecto del hombre. De nuevo, volvemos a que los otros animales no pueden evitar exceder su derecho… esto trae dos problemas, el primero, que volvemos al párrafo anterior, el derecho tiene que ser ilimitado…

 

El segundo, que aun asumiendo, aun viendo que es absurdo y que el mundo no funciona así, que el derecho no es ilimitado, los únicos a los que se podría castigar por transgredirlo serían los humanos… Yo aquí veo una discriminación clarísima hacia el ser humano, lo que procedería sería crear una asociación por los derechos de los humanos a ser tratados en igualdad de condiciones con el resto de los animales, que nos alienan y oprimen... habría que volver a cantar aquel verso de la internacional comunista: “no más deberes sin derechos, ningún derecho sin deber” (¿Y este otro chiste se entiende?).

 

Por cierto, dándole una vuelta de tuerca más, aun admitiendo que el derecho no es ilimitado, sino moderado, dado que hemos tenido que admitir que no podemos castigar la transgresión de esos derechos por los animales, se sigue lo siguiente: ¡tiene derecho a no ser castigados por trasgredir sus derechos y quebrantar los derechos ajenos! Luego, resulta que tienen derecho a actuar dentro de sus derechos, y a no ser castigados si los transgreden, ergo tienen derecho a todo. De nuevo, aun negando el derecho ilimitado, se vuelve  a un derecho ilimitado. La alternativa es poner policías por los montes que vayan multando a los árboles que crecen demasiado y tapan el sol a los más bajos… igual generábamos empleo…  Se ha visto como incluso tomando como punto de partida que tienen unos derechos no ilimitados, y razonando desde así como si fuera un axioma, llegamos necesariamente a que el derecho de los animales tiene que ser ilimitado o no serlo.

 

 

En conclusión, si los animales tienen derechos, el ser humano está discriminado respecto de ellos, y yo propongo la Asociación por la Igualdad del Género Humano contra el ¿Animalismo? Opresor (¿Se os ocurre algún otro término paralelo a machismo pero con animales?).

 

Otra vía de argumentación es la siguiente, nadie niega que los humanos tengamos derechos. Aceptemos por un momento que los animales tienen derechos, y no se trata de un derecho a hacer todo lo que quieran sino unos derechos normalizados. Vamos a poner en conflicto el mismo derecho de un humano con el de un animal. Supongamos: ambos tienen derecho a la vida, pero estamos en un supuesto en el que solo puede vivir uno de ellos. No vamos a introducir más variables a la ecuación (que si el hombre era malo, que si bueno, que si el animal es un cachorro…), hombre contra animal en abstracto. ¿Alguien defendería que hay que salvar al animal? No me parece defendible. Está claro que hay que elegir al hombre, y lo contrario es, nunca mejor dicho, inhumano.

 

Entonces,  dado un determinado derecho del animal, este animal solo podría exigirlo en tanto que no entrara en conflicto con el derecho de un hombre sobre el mismo elemento. Esto se carga la definición de derecho que hemos dado, como haz de facultades que puede exigir el animal, porque lo deja en un haz de facultades subordinado. ¿Tiene derecho a utilizar un campo para pastar? Sí, siempre que ese campo no haya que usarlo para alimentar a la población y que no se muera de hambre. Eso no es un derecho, o al menos no encaja en la definición que hemos dado. Es, como mucho, una posibilidad de actuar condicionada a que otro no ejerza su derecho.

 

La conclusión, por una u otra vía, es que los animales no tienen derechos. Esa idea es absurda en sí misma, por las consecuencias que implica, y en todo caso, aun ignorando esas  consecuencias absurdas e injustas, sería una especie de derecho condicionado a que otro no ejerciera su derecho, lo cual no puede llamarse derecho como tal. Si habéis estado atentos a la argumentación, todo gira alrededor de la capacidad racional y de asumir deberes, no se pueden tener derechos sin tener deberes. De hecho, esto es lo que Toni Cantó defendió en el congreso, de una manera intachable en el fondo (sí es criticable algún argumento para llegar a ese fondo que le quedó en el aire y era atacable por no haberlo cerrado del todo, pero hay que entender que tenía 5 minutos de intervención).

 

Como se ve, la idea de que los animales tengan derechos se vuelve absurda debido a su incapacidad para asumir los límites. Se hace evidente, entonces, que solo teniendo deberes se pueden tener derechos. Esto no es nada nuevo, resulta que lo tenemos, como ya he dicho, en la propia letra de la internacional comunista, pero otras fuentes como la Doctrina Social de la Iglesia (católica), también lo defienden: no hay derecho sin deber correlativo. El derecho a la vida tiene asociado el deber de respetar la vida ajena, cuanto menos.

 

¿Y entonces, podemos maltratar a los animales? En absoluto, tenemos un derecho sobre ellos, el de usarlos para nuestros fines, para alimentarnos y para el progreso de la humanidad, pero todo derecho conlleva un deber, que se puede formular de muchas maneras: no apropiarnos de más de lo que nos corresponde, no abusar de ellos, no usarlos de manera innecesaria o con desproporción de fines y medios… y sobre todo,  debemos ser conscientes de que, aunque no tengan “alma racional”  (usando terminología aristotélica), sufren, y como seres racionales que somos, capaces de empatizar el sufrimiento, tenemos que intentar minimizar el sufrimiento, o de lo contrario nos deshumanizamos.

 

Apéndice: el argumento legalista

 

A modo de apéndice, quisiera comentar el único argumento racional que he encontrado en defensa de los derechos de los animales, aunque se sale de la línea de discusión y se mete en lo que va a ser otra historia... No descarto que haya otros que estaré encantado de incluir y valorar, pero no se me ocurren ni los he visto. Animo al que los conozca a exponerlos para poder compartirlos. Bien, este argumento es el siguiente: hay una convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de los animales, luego, como hay una ley que dice que tienen derechos, los tienen. Bueno, esto se descarta porque olvida el valor jurídico de esa declaración, que es de mera declaración de intenciones, pero sí que abre un interrogante: ¿Si el legislador dice que tienen derechos, los tienen? O enunciado más genéricamente: ¿Lo que es de derecho es lo que decide el legislador en cada momento?

 

Es una pregunta sin respuesta, yo me decanto por decir que no, en base a la concepción clásica del derecho, de Aristóteles. La justicia está por encima del derecho y la ley injusta no es ley. Pero claro, si se suscribe la tesis de Kelsen: “podemos llorar el derecho de la Alemania nazi, pero no negar que era derecho”, la conclusión es que si el legislador lo dice es justo hacerlo. De hecho, esa fue la principal línea de argumentación de los jerarcas nazis en los juicios de Nuremberg. El que defienda esa concepción del derecho debe de rechazar que se haya condenado a nadie en esos juicios, porque efectivamente hicieron cosas que el legislador de su tiempo decía justas. 

 

Yo entiendo, en cambio, que lo justo es justo en sí, el legislador tiene como barrera la propia naturaleza de las cosas. Por reducir al absurdo, el legislador no podría crear una ley que dijera que para obtener el título de bachillerato hay que conseguir lamerse el codo, porque es anatómicamente imposible, o que el día dura a efectos civiles 26 horas, porque dura 24… de todos modos, como ya he dicho, es una cuestión sin respuesta que aparece ya planteada en la República de Platón. Solo puedo pedir que el que defienda que la ley es la simple voluntad del legislador sea consecuente consigo y acepte la justicia del holocausto. En el tema que tratamos, si el legislador decide que los animales tienen derechos, desde mi concepción, eso no les daría derechos, porque es contrario a la razón y por tanto a la naturaleza (la razón humana es natural, qué duda cabe), según la otra concepción, sí lo sería.

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