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16 marzo 2013 6 16 /03 /marzo /2013 22:40
Historias de los Derechos de los Animales

 

 

Hoy vamos a tratar un tema que ha estado pululando por las redes sociales y que mucha gente asume como evidente sin, en mi opinión, pararse a reflexionar un poco sobre ello. Se trata de si los animales tienen derechos. Mucha gente tiene por cierto que los tienen,  y de hecho, cierto diputado ha sido atacado vivamente por defender lo contrario. Es más, me atrevería a decir que si preguntáramos al común, la inmensa mayoría respondería que sí tienen derechos. Vamos a analizar el alcance de esta afirmación.

 

En primer lugar, definamos derecho. Creo que nadie estará en desacuerdo con la siguiente definición de derecho (subjetivo, para los puristas): un derecho es la facultad que tiene alguien de exigir algo sin que los demás puedan negárselo, siempre que estemos dentro del derecho y no nos excedamos de él.

 

Pues bien, pensemos en los animales. Si los animales tienen derechos, podrían exigir que se respetaran esos derechos. ¿Ahora bien, dónde estaría el límite de sus derechos? Me explico: si decimos de una persona que tiene derecho a la vida, es que puede exigir que se respete la vida, pero ese derecho tiene un límite, la vida de los demás. Cuando se entra en conflicto con la vida de otros, ya nos hemos salido del derecho.

 

En el caso de los animales, ¿Cuál es ese límite? Aquí tenemos un problema. El ser humano puede entender que el derecho a la vida tiene el límite de la vida de los demás, pero el animal no. Los animales no actúan racionalmente, sino por instinto. Hará siempre lo que el instinto le diga que haga. Si el animal tiene derecho a algo, digamos a la vida, no le podemos poner límite. Dicho de manera general: si les damos un haz de facultades que consideramos derechos suyos, ese haz, o estaría vacío (no tendrían derecho a nada) o no tendría límite, porque al animal no le puedes decir: puedes comer esta hierba, pero no más de X porque hay que repartirla con tu vecino animal, es imposible un término medio entre la nada y el todo.

 

La única solución, si se les quiere dar derechos, es que si les concedemos un derecho, sea un derecho a hacer todo lo que quieran hacer. No hay manera alguna de delimitar el derecho, por lo que tiene que ser ilimitado. Pero claro… entonces, si un lobo se comiera a un humano, y otro humano intenta salvarlo (al humano que está siendo comido, se entiende), estarían quebrantando ambos humanos el derecho del lobo a comerse al humano. Entonces, lo que procedería es encarcelar a ambos, una vez que el lobo se saciara, ¿No creen? Los que defienden derechos para los animales, entonces, tendrían que admitir que habría que dejar a los animales hacer lo que quisieran, o si no, serían poco partidarios de respetar los derechos ajenos… vamos, que serían unos salvajes que no sabrían convivir en sociedad… (¿Se entiende el chiste?).

 

Por otro lado, siguiendo con la misma argumentación… aun superando el problema de que el derecho tendría que ser ilimitado y aceptando unos derechos moderados para ellos… como un animal hará siempre lo que su instinto le dice, entonces, los derechos de los animales (recordemos que derecho es poder exigir algo y que no se le pueda negar) serían solo frente a los humanos. En efecto, solo nosotros podríamos entender que hay que respetar los derechos y los respetaríamos. Pero si una oveja tiene derecho a pastar tranquila, es imposible que hagamos entender al lobo tal cosa, y jamás respetará el derecho de las ovejas. Si entendemos que los animales tienen derecho a una muerte no dolorosa, a ver cómo se lo hacemos entender al Lobo, pues no sé si alguien ha visto como deja a las ovejas, yo solo lo sé por las películas y documentales, pero vaya, no es precisamente un trabajo limpio. Los animales no pueden, en conclusión, tener derechos respecto de otros animales, solo respecto del hombre. De nuevo, volvemos a que los otros animales no pueden evitar exceder su derecho… esto trae dos problemas, el primero, que volvemos al párrafo anterior, el derecho tiene que ser ilimitado…

 

El segundo, que aun asumiendo, aun viendo que es absurdo y que el mundo no funciona así, que el derecho no es ilimitado, los únicos a los que se podría castigar por transgredirlo serían los humanos… Yo aquí veo una discriminación clarísima hacia el ser humano, lo que procedería sería crear una asociación por los derechos de los humanos a ser tratados en igualdad de condiciones con el resto de los animales, que nos alienan y oprimen... habría que volver a cantar aquel verso de la internacional comunista: “no más deberes sin derechos, ningún derecho sin deber” (¿Y este otro chiste se entiende?).

 

Por cierto, dándole una vuelta de tuerca más, aun admitiendo que el derecho no es ilimitado, sino moderado, dado que hemos tenido que admitir que no podemos castigar la transgresión de esos derechos por los animales, se sigue lo siguiente: ¡tiene derecho a no ser castigados por trasgredir sus derechos y quebrantar los derechos ajenos! Luego, resulta que tienen derecho a actuar dentro de sus derechos, y a no ser castigados si los transgreden, ergo tienen derecho a todo. De nuevo, aun negando el derecho ilimitado, se vuelve  a un derecho ilimitado. La alternativa es poner policías por los montes que vayan multando a los árboles que crecen demasiado y tapan el sol a los más bajos… igual generábamos empleo…  Se ha visto como incluso tomando como punto de partida que tienen unos derechos no ilimitados, y razonando desde así como si fuera un axioma, llegamos necesariamente a que el derecho de los animales tiene que ser ilimitado o no serlo.

 

 

En conclusión, si los animales tienen derechos, el ser humano está discriminado respecto de ellos, y yo propongo la Asociación por la Igualdad del Género Humano contra el ¿Animalismo? Opresor (¿Se os ocurre algún otro término paralelo a machismo pero con animales?).

 

Otra vía de argumentación es la siguiente, nadie niega que los humanos tengamos derechos. Aceptemos por un momento que los animales tienen derechos, y no se trata de un derecho a hacer todo lo que quieran sino unos derechos normalizados. Vamos a poner en conflicto el mismo derecho de un humano con el de un animal. Supongamos: ambos tienen derecho a la vida, pero estamos en un supuesto en el que solo puede vivir uno de ellos. No vamos a introducir más variables a la ecuación (que si el hombre era malo, que si bueno, que si el animal es un cachorro…), hombre contra animal en abstracto. ¿Alguien defendería que hay que salvar al animal? No me parece defendible. Está claro que hay que elegir al hombre, y lo contrario es, nunca mejor dicho, inhumano.

 

Entonces,  dado un determinado derecho del animal, este animal solo podría exigirlo en tanto que no entrara en conflicto con el derecho de un hombre sobre el mismo elemento. Esto se carga la definición de derecho que hemos dado, como haz de facultades que puede exigir el animal, porque lo deja en un haz de facultades subordinado. ¿Tiene derecho a utilizar un campo para pastar? Sí, siempre que ese campo no haya que usarlo para alimentar a la población y que no se muera de hambre. Eso no es un derecho, o al menos no encaja en la definición que hemos dado. Es, como mucho, una posibilidad de actuar condicionada a que otro no ejerza su derecho.

 

La conclusión, por una u otra vía, es que los animales no tienen derechos. Esa idea es absurda en sí misma, por las consecuencias que implica, y en todo caso, aun ignorando esas  consecuencias absurdas e injustas, sería una especie de derecho condicionado a que otro no ejerciera su derecho, lo cual no puede llamarse derecho como tal. Si habéis estado atentos a la argumentación, todo gira alrededor de la capacidad racional y de asumir deberes, no se pueden tener derechos sin tener deberes. De hecho, esto es lo que Toni Cantó defendió en el congreso, de una manera intachable en el fondo (sí es criticable algún argumento para llegar a ese fondo que le quedó en el aire y era atacable por no haberlo cerrado del todo, pero hay que entender que tenía 5 minutos de intervención).

 

Como se ve, la idea de que los animales tengan derechos se vuelve absurda debido a su incapacidad para asumir los límites. Se hace evidente, entonces, que solo teniendo deberes se pueden tener derechos. Esto no es nada nuevo, resulta que lo tenemos, como ya he dicho, en la propia letra de la internacional comunista, pero otras fuentes como la Doctrina Social de la Iglesia (católica), también lo defienden: no hay derecho sin deber correlativo. El derecho a la vida tiene asociado el deber de respetar la vida ajena, cuanto menos.

 

¿Y entonces, podemos maltratar a los animales? En absoluto, tenemos un derecho sobre ellos, el de usarlos para nuestros fines, para alimentarnos y para el progreso de la humanidad, pero todo derecho conlleva un deber, que se puede formular de muchas maneras: no apropiarnos de más de lo que nos corresponde, no abusar de ellos, no usarlos de manera innecesaria o con desproporción de fines y medios… y sobre todo,  debemos ser conscientes de que, aunque no tengan “alma racional”  (usando terminología aristotélica), sufren, y como seres racionales que somos, capaces de empatizar el sufrimiento, tenemos que intentar minimizar el sufrimiento, o de lo contrario nos deshumanizamos.

 

Apéndice: el argumento legalista

 

A modo de apéndice, quisiera comentar el único argumento racional que he encontrado en defensa de los derechos de los animales, aunque se sale de la línea de discusión y se mete en lo que va a ser otra historia... No descarto que haya otros que estaré encantado de incluir y valorar, pero no se me ocurren ni los he visto. Animo al que los conozca a exponerlos para poder compartirlos. Bien, este argumento es el siguiente: hay una convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de los animales, luego, como hay una ley que dice que tienen derechos, los tienen. Bueno, esto se descarta porque olvida el valor jurídico de esa declaración, que es de mera declaración de intenciones, pero sí que abre un interrogante: ¿Si el legislador dice que tienen derechos, los tienen? O enunciado más genéricamente: ¿Lo que es de derecho es lo que decide el legislador en cada momento?

 

Es una pregunta sin respuesta, yo me decanto por decir que no, en base a la concepción clásica del derecho, de Aristóteles. La justicia está por encima del derecho y la ley injusta no es ley. Pero claro, si se suscribe la tesis de Kelsen: “podemos llorar el derecho de la Alemania nazi, pero no negar que era derecho”, la conclusión es que si el legislador lo dice es justo hacerlo. De hecho, esa fue la principal línea de argumentación de los jerarcas nazis en los juicios de Nuremberg. El que defienda esa concepción del derecho debe de rechazar que se haya condenado a nadie en esos juicios, porque efectivamente hicieron cosas que el legislador de su tiempo decía justas. 

 

Yo entiendo, en cambio, que lo justo es justo en sí, el legislador tiene como barrera la propia naturaleza de las cosas. Por reducir al absurdo, el legislador no podría crear una ley que dijera que para obtener el título de bachillerato hay que conseguir lamerse el codo, porque es anatómicamente imposible, o que el día dura a efectos civiles 26 horas, porque dura 24… de todos modos, como ya he dicho, es una cuestión sin respuesta que aparece ya planteada en la República de Platón. Solo puedo pedir que el que defienda que la ley es la simple voluntad del legislador sea consecuente consigo y acepte la justicia del holocausto. En el tema que tratamos, si el legislador decide que los animales tienen derechos, desde mi concepción, eso no les daría derechos, porque es contrario a la razón y por tanto a la naturaleza (la razón humana es natural, qué duda cabe), según la otra concepción, sí lo sería.

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9 noviembre 2012 5 09 /11 /noviembre /2012 23:23

Historias de la Dación en Pago

 

Desde el comienzo de la crisis, el debate sobre la dación en pago ha ido en aumento día tras día, si bien es bastante viejo en sus orígenes. Es por eso que, dada mi formación jurídica, he querido hacer una pequeña aportación a la controversia para arrojar luz sobre ella.

 

Empezaré describiendo el tema para los que no sepan o no tengan muy claro de qué hablamos. Todo el mundo sabrá lo que es una hipoteca, me imagino. Sin ánimo de ser técnicos, vamos a decir que es una garantía para el pago de un préstamo. Si la persona que recibió el préstamo (prestatario) no paga, el prestamista (normalmente y desde ahora en este artículo, el banco), puede vender un concreto bien inmueble de propiedad del prestatario que se acordó al establecer la hipoteca, para cobrar su crédito. Esta institución de garantía se remonta ya al Derecho Romano, pero su concreción actual varía de un Estado a otro, y he aquí la controversia que nos ocupa.

 

En muchos países, incluida España, la hipoteca es solamente una garantía más del pago del crédito, sin carácter definitivo. Esto significa que si al hacerse el banco con el piso y venderlo no consigue cobrar toda su deuda y los intereses debidos, el deudor no queda liberado. Dicho de otro modo, si debes 1000 y al vender el piso solo consigues 800, sigues debiendo 200. En otros países como en EEUU no sucede esto, sino que una vez que se entrega el inmueble el deudor sí se libera, y luego el banco se las apañará con el piso. A esto último se le llama dación en pago.

 

Muchos abogan por adoptar esta solución en España. Los defensores de esta idea alegan que evitará situaciones injustas de familias arruinadas que siguen debiendo dinero aun estando en la calle. También dicen que así se hace cargar a los bancos con el desalisado que han creado al tasar los pisos muy por encima de su valor. Por eso se entiende que la dación en pago es una medida adecuada y progresista, “contra la banca y el capital”. Yo, por mi parte, creo que es necesario, antes de tomar cualquier decisión, analizar el alcance de una y otra figura, porque mucha gente desconoce realmente su contenido y consecuencias. Por ello, creo que carecen de juicio para decidir adecuadamente sobre lo que conviene y no. En consecuencia, voy a hacer un análisis al respecto, a ver si esas ideas que aportan los defensores se sostienen; posteriormente, ya con suficiente reflexión para formarse una idea razonable, daré mi opinión sobre esta figura.

 

Bien, en primer lugar, hay que reconocer que los argumentos expuestos en el párrafo anterior a favor de la dación en pago son verdaderos. En efecto, de esta manera se permitiría que una vez en la calle y sin piso, al menos pudieras volver a empezar de cero. Este es un argumento de peso, porque cuando te ves obligado a irte a la calle es probablemente porque ya estás en la ruina. Obligarte a seguir pagando te metería en un círculo vicioso de pobreza del que no podrías salir. Además, podría ser económicamente ineficiente, porque obligaría a los bancos a perseguirte, y eso implica costes para ellos, para luego no cobrar casi nada porque no tienes dinero. No solo eso, sino que además, como te cargarían los costes de esa “persecución”, cada vez estarías más endeudado.

 

Por otro lado, también es cierto que el banco tiene parte de culpa en el problema de que la venta del piso no dé para pagar la deuda. Ellos son los que deciden dar el préstamo y arriesgarse, tienen un ejército de tasadores y medidores del riesgo y deben saber en qué se meten. No obstante, también es cierto que el que contrae la deuda se está arriesgando a su vez, y debe saber en qué se mete. Mucha gente compró por encima de sus posibilidades, eso es una realidad. Por eso no creo que este argumento valga por sí solo; tan culpables son el uno como el otro, y cargar todas las consecuencias de esa culpa sobre uno de los dos es injusto salvo que haya otros motivos de peso.

 

En el lado opuesto de la balanza, tenemos lo siguiente: con la dación en pago la deuda queda pagada con la entrega del piso sí o sí, sin importar por cuánto venda el piso el banco. Para entendernos, supongamos que no puedes pagar tu deuda de 1.000. Das el piso y quedas liberado. Luego, el banco logra vender el piso por 1.200. El banco se queda entonces con esos 200. En cambio, en la hipoteca española, si el banco vende por encima del valor de la deuda, la diferencia es para ti.

 

Pensemos entonce lo siguiente: lo normal en los pisos es que suban ligeramente, como todo, según el coste de la vida. Hablo de que suban a tasas moderadas, del 2-4%, para nada lo que vivimos durante la década y media dorada de los años 90 y 2000. El hecho de que los pisos bajen de precio es excepcional. Más aun, lo normal es que los bancos no te den el 100% del valor del piso, hay una cosa llamada entrada. Es verdad que en los años del boom, especialmente al final, esa palabra desapareció del vocabulario de mucha gente, porque los bancos empezaron a dar créditos sin ella, sobre todo en EEUU. Aun así, eso es excepcional, nadie me discutirá que en condiciones normales, el banco te financiará entre el 70 y el 90% del valor del piso, no más, según tu solvencia y la bonanza económica del momento.

 

Entonces, en condiciones normales, ¿Cuál es la probabilidad de que los pisos bajen, y lo hagan de tal manera que lleguen a caer por debajo del 80% de su valor original, que es el valor de la deuda que tú has contraído?  Coincidirán conmigo en que escasa. Entonces, esta medida que muchos afirman progresista, ¿No será más bien favorable a los bancos? Lo más probable es que se lucren con ella, porque con que vendan al 85% del valor del piso, con una pérdida del 15% sobre el valor inicial, no solo cobran su deuda sino que se embolsan un 5% adicional. Visto así me parece lo más “antiprogreso” y capitalista que hay, es una ley de apoyo a la banca

 

Vamos a verlo con un ejemplo: supongamos que el piso vale 1000, el préstamo que te dan es de 800, y tu pones una entrada de 200, algo normalito. Al 5 año dejas de pagar, el banco logra vender por 850. Bien, no solo recupera su préstamo de 800 más todos los intereses que pagaste esos 5 años, sino que además se lleva 50 de regalo.

 

Es cierto que, como ya he dicho, esto pasa en situaciones normales, pero no ahora. Por eso, algunos argumentarán que es necesaria la dación en pago para la situación actual, y que quizá cuando vuelvan las cosas a su cauce habría que quitarla de nuevo. Yo discrepo. Veamos:

 

En primer lugar hoy en día casi no se conceden préstamos hipotecarios, el mercado está parado. Los pocos que los consiguen hoy son gente con mucho poder adquisitivo, con una renta estable o con muchos avales, porque los bancos no se fían ni de ellos mismos. Estos nuevos créditos tienden a estar en manos de gente de clase alta o media alta. Por otra parte, la mayoría de los créditos se dieron antes, durante el boom. Lo hicieron sometidos a una ley que no contemplaba la dación en pago.

 

Por ello, si ahora cambias la ley, esa ley solo afectará a los nuevos préstamos que surjan desde que entra en vigor de la misma. Es algo lógico, no se pueden cambiar las normas de juego a mitad de partido, es como si te contratan para un puesto de oficinista y el primer día te mandan al campo a sacar lechugas. La seguridad jurídica se iría al garete en este paíssi hiciéramos una norma retroactiva, y nadie querría invertir en él. Pensad que no es un cambio pequeño, sino que estamos provocando de golpe un agujero patrimonial importante a los bancos. Si eres una empresa extranjera y te enteras de que aquí hacemos ese tipo de cosas, nos metes en el cajón de “repúblicas bananeras” instantáneamente y te olvidas de nosotros por mucho tiempo.

 

Argumentado ya que no se puede aplicar a los préstamos antiguos (salvo, claro está, que el propio banco acceda a ello), hay que discutir si conviene aplicarla a los préstamos nuevos. Veamos, hemos dicho que los que obtienen préstamos ahora tienen alto poder adquisitivo, entonces, estamos ayudando a gente con alto poder adquisitivo, pero no a los desahuciados o a la clase media que no obtiene hoy en día préstamos. Es, por tanto, una medida regresiva, que beneficiaría más a las clases altas que a las bajas. Podrían beneficiarse algunas familias humildes, pero serían las menos.

 

Además, recuerdo, a medio plazo, en cuanto la situación se normalice, es probable que los bancos hagan su agosto con las plusvalías si hay impagos. Esto se acentuará si, como yo me imagino, los bancos empiezan a dar cada vez menos parte del valor del piso y a exigir mayores entradas para prevenir las caídas de precios. Es un hecho que los bancos son hoy mucho más cautelosos y valoran los pisos a la baja. Entonces, cuando empiecen a subir o al menos dejen de bajar, con cada impago harán una fortuna. Pensemos en un piso comprado a 1000, el banco, para cubrirse, solo da 600 y exige entrada de 400. En este caso, aunque el piso baje un 30% siguen ganando 100.

 

De todo esto se deduce que para que la dación en pago ayude, tiene que implantarse antes de que empiece la crisis, no durante ella. Sin embargo, si se hace así, se estaría implantando en un momento en el que solo beneficia a los bancos,  por lo que tampoco esa es una solución adecuada. Solo si pudiéramos predecir el momento de la crisis con años de antelación tendría algo de sentido, por que podríamos hacer un análisis coste-beneficio de lo que ganan los bancos antes de la crisis y lo que beneficia a la ciudadanía durante la crisis, pero esto es irreal.

 

Resumiendo: resulta que en condiciones normales la dación en pago tiende a beneficiar al banco, e implantarla ahora mismo no soluciona nada. Dicho esto, creeréis que estoy en contra de la dación en pago, y ha llegado el momento de descubrirme. Contrariamente a esa creencia, no lo estoy, o sí, es cuestión de verlo medio lleno o medio vacío. Yo abogo por una combinación de ambos sistemas en beneficio del deudor cuando se trata de viviendas. Me explico: creo que el sistema debería ser el siguiente: si el deudor no paga se vende el piso. Si el dinero de la venta no alcanza para cubrir la deuda, el deudor se libera, como en la dación en pago. Si sobra dinero de la venta, lo que sobra se da al deudor. Como veis, siempre a favor del deudor. Si este pierde su vivienda, en el peor de los casos es borrón y cuenta nueva, y en el mejor le queda un dinero para volver a empezar.

 

No me tachéis de populista, creo fundado este argumento. Con él, el banco se lo pensará mucho a la hora de dar crédito. Sabe que su garantía es limitada, que tiene más probabilidades de perder. Por eso, analizará mejor los riesgos, tasará a la baja, exigirá más entradas… habrá en general menos crédito a la compra de pisos. Combinemos esto con un sistema diferente para la hipoteca de empresas. Cuando un empresario pida un préstamo y ponga en garantía hipotecaria una nave, un terreno que posee su empresa etc., que en esos casos se aplique la dación pura y dura, que en situaciones normales favorece al banco. En otras palabras, hacemos que cuando dé préstamos a empresas, el banco tenga una situación más favorable a sus intereses que cuando lo hace para viviendas.

 

Así, estamos haciendo que para el banco resulte menos atractivo dar préstamos para viviendas y más atractivo dar préstamos a empresas. Entiendan que el crédito es el que es y hay que distribuirlo, especialmente en crisis, cuando no solo no aumenta sino que disminuye. Por ello, hay que elegir, tener nuestro pisito o dar crédito a la economía, PIMES y emprendedores. De esta manera, desviando crédito desde la vivienda a las empresas, estamos fomentando la inversión en crecimiento industrial, en modernización, en creación de empleo y crecimiento de nuestro tejido empresarial. A la vez, estamos haciendo menos atractivo el crédito a la vivienda, evitando posibles burbujas como la que hemos tenido hasta 2007 y que tantos problemas ha causado a nuestro país.

 

El contrapunto de esto es que nos será mucho más difícil acceder a la vivienda, por eso, en vez de populista, igual habrían de llamarme reaccionario. No obstante, creo que sería injusto. El mercado de la vivienda tiende a sobrecalentarse, no todos podemos tener una vivienda en propiedad sin que los precios se disparen. Al querer todos una vivienda, conseguimos que ninguno la tenga porque el precio hace que nadie pueda permitírsela sin tener que endeudarse de por vida y crear burbujas que luego nos arruinan a nosotros y a la economía. Por eso creo que es positivo que se dificulte el acceso a la vivienda, o al menos que no sea tan fácil como fue acceder a él en la época de bonanza.

 

En cambio, el alquiler es una opción mucho más flexible, no nos ata a una región, nos permite movernos e irnos del piso sin dejar deuda alguna, es la verdadera “dación en pago” en ese sentido. Además, de esta forma fomentamos el crecimiento económico y el empleo, con lo que a largo plazo ganaremos poder adquisitivo y muchos podremos acceder a la vivienda o al menos salir de la penuria económica en la que viven un número creciente de españoles a medida que la crisis sigue agravándose. Es una medida que, aunque parezca contraria a la gente de a pie, en realidad le beneficia a medio plazo. Ya dice el refranero que todo pica para sanar (menos los ojos para enfermar).

 

Por ello, resumo mi opinión: la dación en pago es positiva cuando se usa para disuadir a los bancos de dar crédito a la vivienda y para desviar el mismo a las empresas. En otro caso, salvo en situaciones excepcionales, beneficia de manera prácticamente exclusiva a los bancos. Incluso implantándolo en esas situaciones excepcionales, su repercusión es escasa por que no tendría carácter retroactivo.

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19 septiembre 2011 1 19 /09 /septiembre /2011 23:07

Esta es mi primera actuación en un blog, y por ello creo que es la adecuada para informar de mis intenciones al unirme a esta comunidad:

 

Yo soy una persona a la que le gusta pensar, muchas veces se me ocurren ideas de todo tipo, sobre política, sobre la vida social, sobre filosofía... muchas de ellas críticas con la manera de pensar convencional o con el "stablishment". Hasta el momento solo las compartía con mis personas cercanas, especialmente con mi novia, pero eso no me permitía debatirlas, pues la mayoría de mis amigos y por supuesto ella, piensan de una manera similar a mí o no tienen opinión sobre los temas que les planteo. Es por eso que he decidido crear este blog para plantearlas aquí y que todo el mundo pueda leerlas, preguntar sobre ellas, darme sus aportaciones y debatirlas.

 

Cuando expongo una idea mi intención no es tener la razón con ella, sino afrontar un problema que vivimos actualmente y que debe ser solucionado. Para ello aporto una idea que a mí me parece correcta o al menos posible. Lo que pretendo al exponerla es someter esa idea a vuestro juicio para que entre todos podamos llegar a mejorarla o a buscar una alternativa mejor. Yo creo firmemente que mediante el diálogo se puede conseguir un resultado mejor que sin él, y por eso creo que esta es la mejor manera de proceder en todos los conflictos. Al plantear mis ideas lo haré razonadamente, pero sin ofender, no pretendo herir los sentimientos de nadie, sino que todo el mundo plantee sus opiniones, siempre que se sustenten razonablemente. Con esto pretendo crear al final un "tanque de ideas" pulidas que idealmente puedan ayudar a mejorar el mundo en el que vivimos, y difundirlas posteriormente. Podéis utilizar cualquier idea que haya aquí y moldearla a vuestro gusto. También podéis tomar los artículos o partes de él, solo os ruego que citéis este sitio como fuente.

 

Sin más me despido, mañana escribiré mi primer artículo de verdad, bajo las premisas antes citadas.

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